¿Qué pasa cuando un candidato abandona el proceso de selección después de haber aceptado el puesto? Además de ser incómodo, esta instancia afecta tanto la imagen del talento como de la empresa que está en la búsqueda.
La contratación de personal es un proceso crucial para cualquier empresa, ya que la elección de los candidatos adecuados puede tener un impacto significativo en el éxito y el funcionamiento de la organización. Sin embargo, en ocasiones, los candidatos que han aceptado un puesto pueden retirarse inesperadamente antes de comenzar su empleo.
En un contexto en el que la escasez de talentos es récord a nivel regional y mundial, cuando esto sucede el dolor de cabeza no solo es para el área de Recursos Humanos, sino también para el departamento que precisa al profesional.
Este fenómeno, el de los candidatos que renuncian antes de empezar, plantea desafíos para las empresas, tanto en términos de imagen como de costos y tiempo. Y al mismo tiempo muestra el compromiso endeble que hoy los talentos tienen con las empresas, y como rápidamente eligen otra en función de lo que le ofrecen en compensaciones, pero también por los valores que encuentran dentro de la organización.
¿Cuál es el impacto en la imagen de la empresa cuando esto pasa? Cuando un candidato acepta un puesto y luego se retracta, la marca empleadora puede verse afectada negativamente.
Esto se da porque los clientes, los socios comerciales y otros empleados pueden percibir el suceso como una señal de falta de profesionalismo o de una mala gestión de los recursos humanos. La credibilidad y la reputación de la empresa pueden sufrir daños, lo que a su vez puede dificultar la atracción de futuros talentos.
A su vez, la renuncia a último momento de un candidato que ya ha aceptado el puesto también implica costos para la empresa. Es posible que se haya invertido tiempo y recursos en el proceso de selección, como la revisión de currículos, las entrevistas y las verificaciones de antecedentes. Además, la empresa puede haber rechazado a otros candidatos que también estaban siendo considerados para el puesto, lo que puede generar una pérdida de oportunidades. Estos costos no solo se traducen en términos económicos, sino también en tiempo y esfuerzo dedicado por parte del equipo de recursos humanos y los responsables de contratación.
Muchos aseguran que esta tendencia nació entre los más jóvenes, pero está demostrado que no se puede generalizar, ya que es un movimiento que empieza a atravesar el comportamiento de las distintas generaciones.
Los cambios en las actitudes y las expectativas laborales, así como la mayor movilidad en el mercado laboral, pueden influir en esta tendencia. Y, claro está, es importante tener en cuenta que esto no se limita únicamente a los jóvenes, y los candidatos de todas las edades pueden retractarse de una oferta de trabajo.
Por esto, las empresas deben reforzar toda la experiencia de la búsqueda y selección de un candidato. Mostrar desde el primer contacto los buenos atributos de la organización se vuelve un imperativo, haciendo que los primeros pasos del viaje de un empleado sean lo más atractivos, desafiantes y amenos posibles.
Un nuevo candidato hoy busca no solo una buena remuneración, sino saber que su trabajo dejará una huella en la sociedad, que será parte de una transformación, que tendrá un valor agregado. Y en esto deben centrarse los procesos, para así asegurar el éxito en la selección.