El papel de la ciberseguridad en el trabajo remoto

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Publicado el 23/06/21

El cambio abrupto de los espacios de trabajo ha aumentado el acceso remoto a los sistemas empresariales y la conectividad de dispositivos de todo tipo, pero también ha expuesto a quienes navegan en la red. Según estudios, los daños por delitos cibernéticos pueden llegar a alcanzar US$6 billones este 2021. 

Si bien las oportunidades del acceso remoto han significado mayor colaboración corporativa, disminución en tiempos y costos, toma de decisiones ágiles, entre otros beneficios, también ha puesto sobre la mesa de trabajo numerosas vulnerabilidades, puesto que los colaboradores, abocados a trabajar desde sus casas, hacen uso de conexiones públicas, lo que los convierte en un blanco fácil de ataque. 

Y es que en la medida en que avanza la transformación digital, también aumentan los ciberataques con sofisticadas operaciones bajo esquemas maliciosos atacando los dispositivos que cuentan con funciones de seguridad débiles y las cuentas, aplicaciones o redes de una organización. 

Los ciberdelincuentes aprovechan falencias en los sistemas informáticos para sacar provecho de los dispositivos que no se encuentran blindados, como por ejemplo los que funcionan con Internet de las cosas o IoT, operan bajo ataques de ingeniería social o phishing, suplantan entidades, envían mensajes de texto, correos electrónicos con archivos adjuntos, enlaces para hurtar información y altas sumas de dinero. 

Pero, ¿Cuáles son los aspectos que se deben tener en cuenta para trabajar a salvo en la nueva cotidianidad? 

El papel de la ciberseguridad en el trabajo remoto y en los nuevos espacios de trabajo, obliga a que las vulnerabilidades que hay en el entorno tecnológico del hogar sean evaluadas y tenidas en cuenta, esto con el fin de contrarrestarlas implementando, por ejemplo, contraseñas seguras de combinación alfanumérica y actualizaciones frecuentes en los sistemas de operación, los software y hardware, para evitar los huecos en la seguridad. 

También, es fundamental que desde las empresas los mecanismos de higiene cibernética sean divulgados de forma correcta, y sea entonces un hábito que los colaboradores, por ejemplo, revisen sus dispositivos antes de realizar sus actividades: cambiando sus contraseñas si estas son predeterminadas, actualizando los antivirus y los programas requeridos. 

Es decir, garantizar desde el punto central la protección de los trabajadores, implementando políticas de privilegios mínimos a los usuarios, porque es un tema tan riesgoso que no se puede minimizar, de allí la importancia de tercerizar estos procesos y saber cómo y con quién hacerlo. 

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